“Tienes que mirar”
Anna Starobinets nos trae un historia tan cruel y real como la vida misma en la piel de una mujer.
Narra el sufrimiento de ella misma al querer tener un hijo y no poder por la enfermedad que sufre éste, siendo la burocracia y la sociedad de Rusia una pesadilla añadida a lo que enfrentarse además de todo su proceso personal.
“Este libro habla de la humanidad y de la falta de humanidad en general”
Este libro nos relata muy detalladamente las fases del duelo por las que Anna pasa, cómo puede sentirse tan mal y tan deprimida, tan culpable. El proceso tan horrible por el que tiene que pasar no es simplemente tomar una decisión y todo llega a su fin, si no que el sufrimiento estará presente en gran parte de su vida.
Este sufrimiento se ve acrecentado por la poca empatía y el poco tacto de los supuestos profesionales, la poca intimidad con la que la tratan, los comentarios desafortunados e impropios de las enfermeras y de los médicos como: “contagiarse de la desgracia” o “aquí no nos dedicamos a estas cosas” siendo de las frases más crueles que una madre puede escuchar en esos momentos.
La indiferencia y la pasivo-agresividad son protagonistas pero sobre todo la culpabilidad que siente la mujer se lleva el papel principal. Hacen responsable a la mujer hasta tal punto que su hija se contamina de este sentimiento injusto y no contentos con esto, no permiten que el marido la acompañe durante el proceso, para que sólo ellas sean las responsables, las protagonistas del dolor, las penadas. Las secuelas serán permanentes, sobre todo por no haber sido tratadas bien de ninguna de las maneras, ni psicológica, ni social ni médicamente.
Cuando esta familia llega a Alemania hay un cambio total de paradigma, buenos profesionales, ayuda psicológica gratuita, amabilidad, dulzura, comprensión y ninguna estigmatización. No ejercen presión moral, sólo consuelo. Un ejemplo del proceso que deberían seguir todos los países.
Este libro, aparte de una historia de miedo, puede ser una buena alternativa a los foros de internet en los que se dicen aberraciones sobre las mujeres, una forma de sentirse comprendida y no sentirse sola, siendo sobre todo la sororidad una parte imprescindible e importantísima en esta situación tan desoladora y a veces, por desgracia, inevitable.
Escuela Educación Sexual