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I. Perspectivas teóricas acerca de la sexualidad

Por Natalia Hilario De La Cruz

En este artículo vamos a hacer un recorrido por las teorías de la sexualidad que han surgido desde el ámbito de las ciencias sociales ya que, dada la diversidad de la que consiste la sexualidad humana, se ha desarrollado una amplia gama de perspectivas para comprenderla. En el caso de las perspectivas evolutivas, Janet Shibley Hyde y John D. DeLamater se remiten a la sociobiología la cual se define como la aplicación de la biología evolutiva a la comprensión de la conducta social de los animales, incluyendo la de los humanos. Esta teoría gira en torno a dos conceptos primordiales: la evolución y la selección natural. La evolución tiene como fin producir muchas crías sanas y viables que harán que prosperen los genes. Por otra parte, la selección natural es el proceso por medio del cual los animales mejor adaptados a su ambiente tienen mayores probabilidades de sobrevivir, reproducirse y transmitir sus genes a la siguiente generación.




Según esta teoría, uno de los criterios esenciales para que el ser humano pueda elegir una pareja es el atractivo físico propio y el de las otras personas. Lxs sociobiólogxs argumentan que muchas de las características que evaluamos al juzgar el atractivo de las otras personas son representativas del potencial reproductivo que poseen. Es por esto que elegimos a una pareja sana y atractiva que nos ayudará a producir muchas crías. Cuando hablamos de rituales de cortejo, lxs sociobiólogxs los consideran como una oportunidad para que cada miembro de la potencial pareja evalúe la aptitud del otro. La evolución favorecerá patrones de cortejo que le permitan al individuo elegir una pareja que aumente su éxito reproductivo. 


La razón por la cual encontramos la estructura familiar nuclear tan ideal es porque nos permite evitar obstáculos al éxito reproductivo tal y como lo son la vulnerabilidad del lactante y la muerte “materna”. La vulnerabilidad del lactante se reduce de manera considerable si la persona que lacta le proporciona cuidados físicos continuos y se reduce aún más si otra figura parental proporciona recursos y seguridad contra posibles ataques hechos a la familia. Dos mecanismos que facilitan estas condiciones son el lazo de pareja y la vinculación entre el lactante y sus figuras parentales. De aquí también surge el concepto de inversión parental el cual se refiere a la conducta y recursos que se invierten en las crías para procurar su bienestar. Charles Darwin propuso otro mecanismo para explicar las conductas sexuales humanas conocido como la selección sexual. Esta es el resultado de las diferencias entre las características que afectan el acceso a potenciales parejas. Consiste de dos procesos: 


  • La competencia entre los miembros de un género para obtener el acceso al apareamiento con miembros de otro género (selección intrasexual). 

  • La elección preferencial de los miembros de un género de ciertos miembros del otro género (selección intersexual). 


Las tres estrategias sexuales que los varones humanos tienen a su disponibilidad incluyen 1) tener éxito en la selección intersexual (derrotar a otros varones y así obtener acceso a mujeres), 2) tener éxito en la selección intersexual (poseer y ostentar los recursos físicos y materiales que buscan las mujeres) y 3) el uso de la fuerza para obtener el coito. Este argumento se ha utilizado para sustentar varios argumentos sumamente peligrosos como lo es que si la violencia sexual se castiga esto podría resultar en una menor probabilidad de conseguir la reproducción de la especie e ignora los mecanismos que se utilizan en la actualidad para controlar los fines del apareamiento.


Algunas críticas a la sociobiología como disciplina en sí incluyen la oposición al determinismo biológico que implica, por ejemplo. Se ha reprobado por ser una versión anticuada de la teoría evolutiva moderna en donde, recientemente, lxs biólogxs han centrado su atención en cuestiones como la supervivencia del grupo y de la especie mientras que en la sociobiología se han enfocado en la lucha por el individuo de sobrevivir y reproducirse primordialmente. Partiendo de esta premisa, lxs sociobiólogxs continúan asumiendo que la función central del sexo es la reproducción cuando esto ya no es verídico dadas nuestras circunstancias lo cual causa dificultades para lxs proponentes de la sociobiología al explicar la homosexualidad, por ejemplo. Finalmente, la investigación reciente no sustenta la evidencia que se cita ampliamente para apoyar a la teoría.




En el caso de la psicología evolutiva, esta se enfoca en los mecanismos psicológicos que la selección natural ha moldeado ya que, si una conducta evoluciona en respuesta a las presiones selectivas, es factible sostener que las estructuras cognitivas o emocionales pueden evolucionar de la misma manera. Una de sus líneas de investigación es la teoría de las estrategias sexuales. Esta establece que las mujeres y los hombres se enfrentan a diferentes problemas adaptativos en el apareamiento a corto plazo (casual) y en el apareamiento a largo plazo y reproducción los cuales conducen a conductas diseñadas para la resolución de los mismos. Entre las críticas a la psicología evolutiva se encuentra el cuestionamiento de la suposición de que toda característica observada debe tener alguna trascendencia adaptativa cuando es posible que algunas características humanas sean intrínsecas a la subjetividad de una persona en particular.


En cuanto a las teorías sobre la sexualidad que surgen desde la psicología, se pueden identificar cuatro que han sido prominentes en este campo de estudio: la teoría psicoanalítica, la teoría del aprendizaje, la del intercambio social y la teoría cognitiva. La teoría psicoanalítica fue creada por Sigmund Freud que consideraba al sexo como una de las fuerzas primordiales para posibilitar el transcurso de la vida humana. De aquí surge el concepto de la libido el cual corresponde al impulso o energía sexual. Este se manifiesta, dentro de la estructura de la personalidad humana que elaboró Freud, específicamente en el ello a lo que se refiere como la reserva de la energía psíquica que opera bajo el principio del placer. Freud también consideraba que la libido se centraba en varias partes del cuerpo las cuales denominó como zonas erógenas: una parte de la piel o membrana mucosa que es extremadamente sensible a la estimulación y que, al tocarla de ciertas maneras, produce sensaciones de placer.


Esto se relaciona a otro de sus planteamientos conocido como las etapas de desarrollo psicosexual en donde Freud creía que lxs niñxs pasan por una serie de etapas del desarrollo y que en cada una de ellas una zona erógena diferente se convierte en el centro de atención:


  1. La primera etapa (desde el nacimiento hasta el primer año) se conoce como la etapa oral en donde el placer principal del niño se deriva de chupar y de estimular los labios y la boca de otras maneras. 

  2. La segunda etapa (a los dos años) es la anal donde el niño se interesa de manera primordial en la evacuación. 

  3. La tercera etapa (desde los tres hasta los cinco años) es la fálica en donde el interés del niño que es varón se centra en su pene y deriva gran placer de la masturbación. 


En este punto es que se da el desarrollo del complejo de Edipo en donde Freud estipulaba que el niño cisgénero ama a su madre a tal punto en que la desea sexualmente y como resultado comienza a odiar a su padre porque lo ve como un rival cuando se trataba de recibir los afectos de su madre. Luego, el odio del niño se disipaba al experimentar una ansiedad de castración provocada por la presencia de su padre hasta que deja de desear a su madre y se identifica con él, asumiendo el rol de género esperado de los varones que pertenecen a su sociedad. 


En el caso de las niñas cisgénero, la etapa fálica inicia con la comprensión traumática de que no tienen pene y sufren de otra condición conocida como la envidia del pene. También pueden desarrollar el complejo de Electra lo cual significa que comienzan a desear a su padre con el fin de sustituir el pene que no tienen. Según Freud, la resolución del complejo de Electra está incompleta en comparación con la del complejo de Edipo lo cual significa que las niñas permanecerán en un estado de inmadurez en comparación con los varones por el resto de su vida. Después de las resoluciones de los complejos de Edipo y de Electra, lxs niñxs pasan por la etapa de latencia la cual se prolonga hasta la adolescencia y los deseos sexuales se reprimen. En la pubertad los impulsos sexuales se activan de nuevo durante la etapa genital en donde el impulso sexual se vuelve más específicamente genital y los impulsos orales, anales y genitales se funden entre sí para promover la función biológica de la reproducción.




Sin embargo, hubo una crítica a las teorías de Freud que provino de parte de las lecturas feministas que se dieron de las mismas. Para comenzar, Freud suponía que la mujer es biológicamente inferior al hombre debido a la carencia de un pene. En segundo lugar, Freud creó la diferencia entre el orgasmo vaginal y el orgasmo clitoriano basándose en cómo, durante la infancia, las niñas pequeñas frotaban su clítoris para producir un orgasmo mientras que, a medida en que se convertían en adultas, Freud consideraba necesario que las mujeres tuvieran orgasmos mediante la estimulación del pene en la vagina durante el coito heterosexual. Esto es la base para una jerarquía de orgasmos la cual puede resultar, al igual que el planteamiento de la inferioridad psíquica y anatómica de lo femenino (en términos del binario de género, claro está), en una práctica dañina para las mujeres que se rigen por ella según las interpretaciones hechas desde las teorías feministas. Otra crítica a la teoría psicoanalítica es que la mayoría de sus conceptos no se pueden evaluar con el método científico para comprobar su precisión debido a que Freud postuló que muchas de las fuerzas de la personalidad son inconscientes. También está el hecho de que Freud obtuvo sus datos casi de manera exclusiva de su trabajo. Por último, mucha de la crítica se dirige a su énfasis en los determinantes biológicos de la personalidad y no en los factores ambientales y provenientes del aprendizaje.     

  

La teoría del aprendizaje sostiene que gran parte de la conducta sexual es aprendida. Dentro de la misma podemos encontrar que el concepto de condicionamiento clásico se refiere al proceso de aprendizaje que ocurre cuando un estímulo nuevo, el estímulo condicionado, se da en repetidas ocasiones junto al estímulo incondicionado original. Una vez que esto sucede en muchas ocasiones, el estímulo condicionado se puede presentar sin el estímulo incondicionado y producirá la respuesta condicionada (la que se daba originalmente). Otro concepto desarrollado dentro de esta línea investigativa es el del condicionamiento operante en donde una persona lleva a cabo una conducta específica, que sería la operante, y esa conducta puede ser modificada a través o de una recompensa (un refuerzo positivo) o de un castigo. Esto significa que si la conducta se ve recompensada en repetidas ocasiones puede volverse frecuente y si se castiga a menudo puede volverse infrecuente o desaparecer en su totalidad.


Algunas de las recompensas son consideradas refuerzos primarios lo cual significa que existe algo intrínsecamente apremiante en ellas. La conducta sexual se considera como un ejemplo de estos porque puede ser un refuerzo positivo en sí misma al igual que puede ser la conducta que se apremia o se castiga. Otro aspecto del condicionamiento operante a tener en consideración es que, al llevar a cabo el proceso de moldear una conducta, las consecuencias son más efectivas cuando ocurren inmediatamente después de que se de. Sobre los castigos se argumenta que, en comparación con las recompensas, no son tan efectivos para llevar este proceso a cabo. Esto se debe a que usualmente los castigos no eliminan la conducta sino que le demuestran a la persona que debe ser más ingeniosa para que pueda ejercer esa conducta sin que la descubran. 




Al contrastar la teoría psicoanalítica y la de aprendizaje podemos llegar a la conclusión de que se distinguen porque desde el enfoque psicoanalítico los determinantes de la conducta sexual humana se manifiestan durante la infancia temprana mientras que desde el aprendizaje social se cree que la conducta sexual se puede aprender y cambiar en cualquier momento del ciclo de la vida. Un ejemplo de cómo la teoría del aprendizaje social supone hacer esto son las técnicas involucradas en la modificación conductual las cuales le permiten a lxs terapeutas conductuales considerar la conducta problema y la manera de modificarla utilizando los principios de la teoría de aprendizaje. Esto implica que lxs terapeutas no hacen un análisis profundo de la personalidad del individuo para ver qué motiva esa conducta. 


Dentro de la misma rama podemos encontrar la teoría del aprendizaje social que se basa en los principios del condicionamiento operante pero reconoce la influencia de los procesos de imitación e identificación en cuanto a las maneras en que damos cuenta del desarrollo de la identidad de género y la orientación de la sexualidad. Una vez se ha aprendido una conducta, la probabilidad de que se lleve a cabo depende de sus consecuencias. Si la conducta no se refuerza se dejará de llevar a cabo, mientras que si es reforzada se repetirá. La conclusión a la que se llega a través de estas observaciones es que las experiencias positivas con una actividad a lo largo del tiempo crean un sentido de eficacia propia al ejecutar esa actividad.


¡En la segunda parte de este artículo abundaremos sobre la teoría del intercambio social y la teoría cognitiva además de las contribuciones hechas al estudio de la sexualidad desde la sociología!




Referencias


Hyde, J., & Delamater, J. (2019). UNDERSTANDING HUMAN SEXUALITY (14th ed.). McGraw-Hill Education.

Natalia Hilario De La Cruz

Escuela de Educación Sexual Explícita