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¿Sabías qué? Un pequeño recorrido por la ciencia sexológica

Por Santa Mandanga

Para saber un poco más sobre la sexología podemos hacer un pequeño y diminuto recorrido por algunos de los más curiosos personajes de la época antecedente a la que nos encontramos.

 

Uno de los referentes principales y muy interesante sería Richard Von Krafft – Ebing. Es curioso que él como autor de la patologizaciones sexuales, estudiando lo “normal” o “natural” (entendemos por esto una orientación del deseo heterosexual) estableciera que los comportamientos sexuales sólo debían tener el fin de la procreación, si no éstos se deberían considerar perversiones. Un ejemplo de ellos serían la masturbación y la homosexualidad (también incluyendo el sexo anal u oral, la necrofilia, el sadismo, masoquismo… étc), pero lo más impactante es que no consideraba ninguna desviación el hecho de violar a una persona, ya que éste comportamiento podría justificarse como que el fin de este acto es el embarazo. Es decir, que un aumento del deseo (llamado hiperestesia) sería lo patológico, sin embargo forzar a una persona a tener relaciones podría justificarse, ya en muchos casos se da la fecundación y por lo tanto se hace con un fin. Hoy en día, este tipo de justificaciones son claramente una aberración. Se nota que Krafft – Ebing tuvo mucho entusiasmo por el estudio de las perversiones sexuales, coleccionando muchas autobiografías de “anormales sexuales”, que los mismos “desviados” le enviaban con la esperanza de ayudar a personas que fueran como ellos. No puedo imaginarme en aquella época cada vez que que alguien quisiera masturbarse, se le pudiera pasar por la cabeza que era un pervertido y necesitaba tratamiento de personas como Krafft-Ebing.



 


Psychopathia Sexualis (Psicopatía del sexo) es una obra del psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing (1840 – 1902) publicada en 1886. El libro fue escrito con la intención de convertirse en una referencia forense para médico y jueces, y también con la intención de evitar que fuese leído por aficionados, por lo que su estilo es muy especializado, como lo demuestran, entre otras cosas, la elección de un tecnicismo como título y la redacción de varios apartados en latín. A pesar de ello, la obra llegó a ser muy popular y alcanzó varias ediciones y traducciones.

 

 

 

Otro autor interesantes es Henry Havelock Ellis, médico y psicólogo británico, que en 1906, simplificó las fases de la respuesta sexual en dos, tumescencia (acumulación física de la energía sexual) y desentumescencia (liberación de esta). Este fenómeno sexual es un episodio de descarga donde su elemento principal es la excitación, la carga, la acumulación que se produce antes del acto sexual, pero ¿qué fácil sería explicar el orgasmo simplemente con estas dos definiciones no?. De pronto tengo tumescencia y después ya no la tengo, como si el proceso de llegar al orgasmo fuera simplemente eso. Demasiado escueto para lo complejos que somos los seres humanos. Entonces llegó Reich y le dio un sentido más intenso a la culminación del placer sexual.

 


 

 

Wilchelm Reich (1897 – 1957) “padre de la revolución sexual” defendía la importancia del movimiento que hace la cadera en el acto sexual, según él era involuntario, incontrolable y repetido que llevaba al orgasmo, por lo tanto todos deberíamos aprender a mover las caderas. Así estableció la teoría del orgón (orgón, derivado de orgasmo y organismo), que manifestaba que del orgasmo procede la energía vital, la fuerza motora. Según esta teoría el orgón estaba repartido por todos lados siendo una energía a la que algunas personas llamaban Dios, y que si ésta se estanca o se disminuye crea enfermedades letales. Por ello, diseñó “acumuladores de orgón” donde se concentraba esta energía tan importante. Las personas tenían que entrar en estos espacios desnudos y permanecer dentro el máximo tiempo posible, así podrían incluso curarse del cáncer. Me pregunto ahora dónde se encontrarán estas cajas sexuales que curan todo mal. También apoyaba que  “la salud mental de una persona se puede medir por su potencial orgásmico” o que “la psique de una persona y su musculatura voluntaria son funcionalmente equivalentes”. Así que para lo segundo, pedía a sus pacientes a torcer y estirar el cuerpo hasta tal punto que les provocaba el llanto o incluso vómitos, pero así favorecerían la energía vital de estos. Me pregunto por qué para esto no utilizaba los acumuladores de orgón.

 

 

 

 

 

También fueron muy singulares Masters y Johnson, que reunieron a mas de 10.000 personas para filmarlas y realizar su estudio sobre la respuesta sexual humana. Incluso hay una serie de televisión llamada Masters of Sex líder en audiencia que explica sus investigaciones y los problemas que tuvieron para llevarlas a cabo. Una de las novedades de estos sexólogos es que incluyen a la mujer con una participación activa en sus estudios, y así descubrieron que podían ser multiorgásmicas mediante el clítoris. En esa época el machismo o incluso el decoro persistente no había dado cabida al papel de la mujer, por lo que daban por hecho que muchas no lograban el orgasmo y que éste sólo podía ser exclusivo y singular. Ellos demostraron que la respuesta sexual humana se dividía en varias fases, las cuales serían: excitación – meseta – orgasmo – resolución (1996). Pero… ¿serían capaces las personas de reconocer todas estas etapas en medio del acto sexual, o lo resumirían fácilmente como Ellis?



 


 Filmaron y observaron más de 10.000 actos sexuales. El objetivo era describir de forma científica y objetiva los cambios físicos que se producían en el cuerpo durante la actividad sexual. En el año 1966, publican su primer libro Human Sexual Response. A pesar de estar escrito para profesionales y con un lenguaje casi incompresible, se convirtió en un best-seller con más de 300 mil libros distribuidos en 1970.



Destacando ahora a John Money (1921-2006), éste nos habla de que se arrepintió de establecer el término de roles de género, y reflexionando sobre ello es cierto que esto es una forma de categorizar la conductas humanas en un género u otro, y realmente ¿para qué sirve esto sino es para discriminar? ¿realmente necesitamos identificarnos con un género o es la sociedad la que nos lo impone? Money entiende que para asociarnos un género debemos pasar por una secuencia de desarrollo, donde muchos factores, como prenatales, posnatales, biológicos y sociales se interrelacionan para llegar a nuestra identidad. Y cito textualmente de su libro Asignaturas Sexuales junto con Patricia Tucker: “Como la identidad de género se diferencia antes de que el niño pueda hablar de ella, se suponía que era innata. Pero no es así. Usted nace con algo que ya estaba preparado para ser más tarde su identidad de género. El circuito impreso ya estaba, pero la programación no estaba establecida, como en el caso del lenguaje. Su identidad de género no podía diferenciarse ni llegar a ser masculina o femenina sin estimulo social”. Es decir, ellos diferenciaron lo anatomo – fisiológico (el sexo) de lo comportamental/conductual (el género).

 


 


 


John Money llevó a cabo experimentos con niños sobre su identidad de género que acabaron con finales desastrosos.

 

 

Hay algo en lo que si que estoy de acuerdo, que es que la sociedad te educa culturalmente en un rol u otro, pero ¿está cualquiera de las culturas en lo cierto diferenciando entre masculino o femenino? Hablando concretamente en la cultura occidental, los típicos estereotipos básicos desde el principio son que la niña viste de rosa al nacer, se le hacen los agujeros de las orejas a temprana edad, se identifican con trabajo menos exitosos cuando les preguntan que quieren ser de mayor, que deben maquillarse y en el caso de los varones el famoso “los hombres no lloran, tienes que ser fuerte”. La verdad que me ha costado pensar ejemplos que ya no estén tan anticuados, porque hoy en día todo esto me parece cuanto menos ridículo y una excusa para justificar lo injustificable. El problema cultural de esto es que se limita principalmente a los niños que están en etapa de crecimiento y de formarse unos valores y que no puedan mostrarse tal y como les apetece porque unos estigmas sociales abusarán socialmente de ellos. Porque si estos estigmas y roles no estuvieran implementados en la sociedad, ¿qué más daría ser hombre o mujer?.

 

España tiene una ley muy clara respecto al nacimiento de alguna criatura, a las 72 horas tienen que darlo de alta en el registro y esto supone decretar su sexo biológico. ¿Pero qué pasa con las personas intersexuales a nivel genético, cromosómico, gonadal o genital? Se reúne un equipo multidisciplinar para aconsejar a los padres, y es cuando en muchos casos a recién nacidos son sometidos a cirugías y tratamientos no consentidos e irreversibles, médicamente innecesarios, provocados por la falta de capacitación y sensibilización en este tema en el sistema sanitario, que muchas veces lleva a un mal o nulo asesoramiento para las familias. El querer “normalizar” la situación puede causar un daño irreparable, en algunos casos la infertilidad, la dependencia farmacológica o la pérdida de sensibilidad sexual, pero sobre todo porque ya están destinados desde pequeños al género que se supone que deben identificarse el resto de su vida. Por ejemplo, la noticia de la ablación femenina es muy famosa en nuestros tiempos, pero ¿por qué no le damos la misma importancia a la mutilación genital al nacer? Porque ya que hay otras opciones, que hay diversidad, ¿tienen derecho estas personas a no tener que identificarse con uno de los dos establecidos? ¿Existen los cuerpos equivocados? ¿No sería mejor apreciar la diversidad, que cada uno exprese su identidad como desee y así aprender de ellos? Es decir, si nazco con vulva se me tiene que identificar con una mujer, pero si en la pubertad me sale vello facial que es una característica mayormente masculina, ¿debo cambiarme de género? ¿No sería interesar pensar que todos los cuerpos son aptos y eliminar el género? Que no importa con la anatomía que nazcas, sino que nadie se sociabilizara con ser mujer u hombre, sino libres de hacer o decidir qué hacer lo que más nos guste sin roles estereotipados. Me planteo el hecho de que dejásemos a un bebé aislado en una isla desierta, sin cultura y sin educación… si volviéramos a los 30 años, ¿el bebé sabría identificar si es masculino o femenino? La diversidad es un hecho y cuanto antes aprendamos a convivir con ella, menos sufrirán los que nacen diferente a la norma que impone la sociedad.

 

 

 

 

Bibliografía:

 

Krafft – Ebing, Richard. Selections from psychopathia sexualis with special reference to contrary sexual instinct: a medico-legal study. In: Stryker, Susan; Whittle, Stephen (Ed.). The transgender studies reader. New York: Routledge. p.21-27. 2006

 

Money, John, Tucker, Patricia, Asignaturas sexuales, Barcelona, A.T.E, 1978, p. 88.

Neer, A. F. (2020). Travestismo y transexualidad en las revistas argentinas de medicina, 1971-1982. História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 27, 523-538.

 

Pergola, F. (2016). Sexólogos en el mundo : tres siglos de investigaciones sobre el sexo humano en Occidente. Argentina.

 

Valls, S. F., & Sesma, S. S. Las peculiaridades eróticas/sexuales. Zaragoza, 2010, pp. 167 - 182

 

 

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Escuela Educación Sexual