En Occidente a partir del
siglo XX han aparecido nuevas formas de relacionarse y vincularse
sexoafectivamente como son las parejas abiertas, el poliamor o polilove en
inglés (Nistal, 2019), y las parejas swingers, que han aumentado en frecuencia,
aunque siguen siendo fenómenos no generalizados y poco visibles. En 2016 se
desarrollaba una investigación sobre las llamadas “utopías” del amor libre,
donde se estudian otras prácticas amorosas y sexuales en contraposición con la
sexualidad hegemónica concluyendo que la búsqueda amorosa no es tan dispar en
ambos casos (Witt, 2016 en Moguillansky y Nussbaum, 2017).
Una de estas nuevas
formas de relacionarse afectiva y sexualmente es el poliamor, planteada como
una alternativa al modelo hegemónico que desafía la lógica del concepto de
familia nuclear. El poliamor nace en los Estados Unidos en los años 60 como una
nueva forma de establecer una vida familiar, aunque no se valdría de este
término hasta 1992, posteriormente se extendería a otros países (Martínez,
2017), esta corriente transgresora ha ido ganando voz, con fuertes tintes
reivindicativos, donde proponen replantear la concepción del amor monógamo como
algo mágico, único y verdadero, basado en la exclusividad sexual y afectiva
(Aldana, 2018).
No son relaciones basadas
en la poligamia donde no todas las personas tienen los mismos derechos -como en
el caso de la poliginia o poliandria- sino que existe igualdad entre los dos
géneros, ni tampoco puede ser identificado con infidelidades, dado que el
poliamor se basa en la comunicación y el respeto hacia las otras personas.
Según la Sociedad Poliamor, el poliamor es la filosofía y práctica de amar a
varias personas a la misma vez de manera no posesiva, responsable y ética,
incluyendo todas las orientaciones sexuales sin ningún tipo de discriminación.
Los principios claves de las personas poliamorosas son: honestidad, confianza,
respeto y dignidad (Martínez, 2017).
Un
recorrido en la historia del Amor Libre
Algunos de
estos “experimentos de vida” (Weeks, Heaphy y Donovan, 2011 en Ferrario, 2018)
tuvieron sus antecedentes en el anarquismo de finales del siglo XIX en la
contracultura de los años 60 (Ferrario, 2018). Un ejemplo de ello, es Alejandra
Kollontai (1872-1952) que ya hablaba de amor libre antes de los años 60. Esta
militante feminista y comunista rusa, mantenía que el amor libre era
fundamental para una nueva moral proletaria, dado que la noción del amor libre
podía permitir reconstruir las relaciones entre hombres y mujeres, y terminando
con la dependencia psicológica de las mujeres hacia los hombres (Nistal, 2019).
El poliamor
se plantea como inseparable del feminismo (Roldán, 2018 en Nistal, 2019), al
hilo de la revolución sexual que antecede y acompaña el nacimiento del amor
libre, este se considera revolucionario. Este cuestiona el sistema patriarcal,
y tiende a tener cabida con posicionamientos ideológicos anarquistas. No
obstante, José Martínez García considera que el poliamor es neoliberal, y que
el amor libre es “un compromiso entre iguales, basado en el respeto, el deseo y
en el cuidado, aceptando al otro como otro al que no se puede entender por
completo, ni se puede someter, pero en el que la entrega es total”. Y, que, sin
embargo: “En una sociedad patriarcal y capitalista no se dan las condiciones
materiales para esta forma de amor” (Martínez, 2017 en Nistal, 2019). No se
considera que el poliamor sea un movimiento social como tal, ya que no lleva a
cabo un activismo público, aunque sí se le comienza a catalogar como un
movimiento social de “onda corta” (Alberich, 2017 en Nistal, 2019). Defienden
sus ideas y formas de vida, sin pretender que su ética sea adoptada por el
resto de personas (Nistal, 2019).
Posmodernidad
y amor
En la
actualidad, se ha dado un incremento de las relaciones poliamorosas y también
una mayor visibilización, entre las razones de este fenómeno se lo relaciona
con el ser posmoderno actual, que encuentra en el romanticismo un sentido al
vacío o angustia existencial habitual en la realidad occidental. Coral Herrera
Gómez habla de lo que denomina como utopia emocional colectiva romántica
de la posmodernidad, donde el amor romántico encubre las carencias
existenciales de las personas al igual que las drogas, actividades de riesgo
como deportes extremos o fiestas. Define la sociedad occidental como
individualista, consumista y competitiva, donde la falta de satisfacción de
necesidades más comunitarias o relacionadas con la conexión satisfactoria con
otras personas o grupos, genera una sensación de vacío generalizada (Herrera,
2013).
Se
relaciona con la modernidad líquida de Zygmunt Bauman con relaciones amorosas
fluidas que cambian y son inestables, siendo el amor líquido frágil como el
resto de vínculos que las personas establecen (Nistal, 2019). Para Guiddens en
la modernidad el individuo es despojado de su sentido cuando pilares como el
religioso o las tradiciones se vuelven inestables o incluso desaparecen. Este
autor habla del amor confluente, un amor equilibrado entre los géneros que solo
existe si ambas partes lo desean, donde la heterosexualidad y la monogamia son
una posibilidad más de relacionarse. Desde la perspectiva de Ulrich Beck la
aparición de la modernidad supone no solo la creación de instituciones nuevas
como el Estado-Nación, sino también la aceptación de ideas como la racionalidad
como herramienta básica del ser humano (Andrade, 2015), algo que se plasma en
la forma de comprender las relaciones de manera psicológica y analítica.
Pese a que
el poliamor exista como concepto delimitado y aceptado desde hace relativamente
poco en comparación con otras formas de vincularse como ha venido siendo la
monogamia, el aumento de personas poliamorosas está siendo notable y es cada
vez algo más conocido que se acerca a nuestra realidad. Para poder comprenderlo
no solo debemos escuchar a las personas poliamorosas sino también conocer sus
raíces históricas, con lo que nos daríamos cuenta de que quizás no es algo tan
nuevo como pensaríamos.
Así mismo,
el poliamor es desde su origen un movimiento rebelde, crítico con la sociedad y
el sistema económico, feminista y en consonancia con la realidad de las
personas, es posmodernos y se basa en ideas racionales con tintes
psicoanalíticos basados en el autonocimiento y el crecimiento personal. Pues
todo su eje central de valores e ideas se centran en la construcción de una
ética diferente: la ética poliamorosa, una manera diferente desde la que mirar
nuestra realidad, las personas a las que queremos y cómo sentimos y nos
vinculamos con ellas.
Referencias
bibliográficas
Aldana, A.
L. (2018). Del poliamor y otros demonios. Maguaré, 32(2),
185-198.
Andrade, A.
G. (2015). El amor como problema sociológico. Acta sociológica, 66,
35-60.
Ferrario,
C. M. (2018). Poliamor, parejas abiertas y anarquía relacional: Una etnografía
sobre el amor libre. In X Jornadas de Sociología de la UNLP 5 al 7 de diciembre
de 2018 Ensenada, Argentina. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Sociología.
Herrera,
C.G. (2013). Yonkis del Amor: la utopía romántica de la posmodernidad.
Recuperado el 23 de julio de 2021, del sitio web El Rincón de Haika: http://w390w.gipuzkoa.net/WAS/CORP/DBKVisorBibliotecaWEB/visor.do?ver&amicus=673606
Martínez,
A. T. (2017). El poliamor a debate. Revista Catalana de Dret Privat, 17,
75-104.
Moguillansky,
R., y Nussbaum, S. (2017). Bienestares y malestares del amor en la pareja
moderna. Psicoanálisis, 39(3), 471-500.
Nistal, T. A. (2019).
¿Poliamor, amor libre o en libertad? Potencialidades y dificultades. MLS
Psychology Research, 2(1).
Escuela de Educación Sexual