MITOS SEXUALES
Uno de los factores que nos impiden disfrutar plenamente y libremente del sexo es tener arraigados ciertos mitos y no cuestionarlos jamás. Esto influirá negativamente en tus relaciones sexuales y, en general, en tu sexualidad. De modo que considero fundamental exponer unos cuantos mitos, invitaros a reflexionar sobre ellos y abriros a la posibilidad de ponerlos en duda. ¡Vamos a ello!
¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo?
Ahora quiero hacerte otra pregunta: ¿has contado tu última relación sexual con penetración o sin penetración? Me explico. Normalmente solemos referirnos a la última vez que practicamos la penetración. Pero ¿es que no se puede tener sexo sin ella? Aquí entramos en el mito número 1 de hoy; concebir que el sexo real es penetración y que todo lo demás (juegos, abrazos, tocamientos, caricias, besos, sexo oral…) son solo preliminares. Esto nos limita mucho a la hora de tener sexo con alguien porque pensamos que si iniciamos una relación sexual la penetración debe ser algo fundamental e imprescindible para que se considere completa, por lo que puede suceder que directamente ni nos planteemos empezar a hacer algo que no nos va a satisfacer. Por favor, intentad eliminar la penetración de vuestros siguientes encuentros sexuales.
¿Dónde has aprendido todo lo que sabes del sexo?
A falta de una buena educación sexual en las escuelas e institutos… IMITACIÓN. He aquí el quid de la cuestión. ¿Dónde vemos representado el sexo? En las películas, en las series, en las novelas o en el porno. ¿Y qué hacemos? Integrarlo y reproducirlo en nuestras vidas. Así que os presento el mito número 2; el sexo de película es el sexo real. Si nos damos cuenta, todas las relaciones sexuales que se representan suelen ser bastante parecidas entre ellas: chico y chica se acercan, ya están muy calientes, se dan unos cuantos besos, no hablan, dan por sentado lo que le gusta a la otra persona, pasan a la penetración, están unos 5 segundos y tienen un orgasmo a la vez. Y la escena no ha durado ni 1 minuto. ¿En serio? Luego practicas lo mismo en tu casa y te llevas un chasco. En la vida real existe la comunicación, hay preferencias y gustos que a veces no coinciden con la otra persona y se debe llegar a un acuerdo, a veces tiene que haber una previa para que tú tengas ganas de iniciar una relación sexual (no vale simplemente con ver a la otra persona y excitarte inmediatamente), no todo es tan frenético y por supuesto, no esperas un Christian Grey en la cama. No quieras tener un sexo de película porque NO ES REAL. Te invito a que crees tu propia escena sexual, añadiendo aquello que te gustaría que pasara y eliminando lo que no te agrada tanto. Y si tienes pareja, es un buen momento para compartirlo con ella.
¿Qué esperas de una relación sexual?
Cuando tienes un encuentro sexual, ¿qué quieres conseguir? Objetivos como llegar a tener un orgasmo, hacer que mi pareja tenga un orgasmo, practicar X posturas, aguantar mucho rato o que validen mi físico a través del sexo puede tener como consecuencia una presión brutal que nos impedirá disfrutar al máximo del sexo. El sexo es diversión, implica pasarlo bien con la otra persona, crear un encuentro íntimo que valga la pena y hacer lo que realmente a uno le apetece hacer, no lo que se espera. Así que el mito número 3 es creer que existe un motivo diferente al de disfrutar en cuanto al sexo se refiere. La meta principal no es un orgasmo y ojo, está perfecto tenerlos pero que sea una consecuencia no el fin en si mismo, porque si no lo conseguís os frustraréis. ¿Habéis tenido alguna vez buen sexo sin un orgasmo? Si la respuesta es no, entonces os expongo una situación: pongamos por caso que has tenido un encuentro sexual satisfactorio con alguien y ha sido la bomba, habéis conectado y entendido a la perfección, os habéis sentido cómodos y habéis tenido mucha confianza en todo momento y eso ha propiciado que todo fluyera muy fácilmente, pero no has experimentado un orgasmo. Mi pregunta es, ¿cuál es el problema? No te pongas presiones innecesarias. Mientras lo desees, lo goces y lo disfrutes… todo lo demás vendrá solo.
¿Te masturbas aun teniendo pareja?
A algunos les puede parecer absurda esta pregunta y muy obvia la respuesta. “Por supuesto que sí”, contestareis. Y me alegro mucho. Pero también hay personas que se sienten inseguras ya que consideran que es una traición, que si su pareja se masturba significa que no está satisfecha y que no tiene suficiente con el sexo con él/ella. Mito número 4: si tienes pareja no tienes que masturbarte. Darse placer a uno mismo y autoexplorarse (tengamos o no pareja) es imprescindible y fundamental para saber lo que nos gusta, conocer mejor nuestro cuerpo y vivir nuestra sexualidad de una manera más consciente. Además, es un acto de amor propio. No tiene nada de malo si tu pareja lo hace, todo lo contrario, luego le permitirá explicarte lo que más le gusta y cómo. Así que… ¡hazlo tú también!
Escuela Educación Sexual