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¿La tengo pequeña?

Por Pilar Sánchez


"Siento la misma presión que un pene en un modelo sexual falocéntrico".

 

Esta pregunta sin duda es una de las preguntas más recurrentes, de las más buscadas en Google y de las que más angustia genera, sigue leyendo si quieres saber la tan ansiada respuesta. Y es que precisamente estamos insertos en un modelo en el cual los genitales no solo son protagonistas de nuestros encuentros sexuales, sino que también parecen definir quiénes somos ante los ojos de la sociedad.

 

El hecho de que nuestros penes y nuestras vulvas, estén en el centro y tengan casi más relevancia que la propia persona nos ha hecho un flaco favor. A esto hace referencia el modelo falocentrista que tiene su origen con la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, por la cual se entiende que todo lo relacionado con la sexualidad gira en torno al pene. Por un lado, esto hacía referencia a un privilegio de lo masculino, que sería el pene, frente a lo femenino, que sería la vulva, y cabe mencionar que por esas épocas poco conocíamos de ella, y por supuesto, también propio de un sistema sexo-género muy binario. Sin embargo, aunque parezca que esto elevaba a los hombres en el plano de lo sexual, ha empobrecido mucho la capacidad sensorial de las personas que tienen pene y socializadas como hombres, ya que por el simple hecho de estar tan centrados en sus genitales parece que no existe nada más.

 

 


Además, parece que el querido aparato de Freud no ha podido soportar toda esta presión y ciertamente muchas personas, y en concreto las personas con pene tienen una mala relación con sus genitales, también motivada por una falta de comprensión de cómo funcionan en el plano de lo sexual y es que no de extrañar que a partir de cierta de edad la falta de erección o la eyaculación precoz son situaciones recurrentes en las consultas. Sin embargo, más que un problema en sí estos casos están relacionados con la falsa idea de potencialidad que gira en torno a cómo debe ser “el sexo del hombre” y al hecho de que parece que por no haber erección no se puede disfrutar del sexo, desde aquí os propongo probéis a olvidaros de vuestros genitales de vez en cuando y conectéis con esas otras partes de vuestro cuerpo que os pueden resultar muy placenteras.

 

De hecho, esto más a nivel personal, puede que parte de esa masculinidad tóxica también tenga su origen en esta idea del falocentrismo, y de que el “buen hombre” en la cama se relacione con términos como la potencia o la larga duración en la penetración. Ambos factores no están directamente relacionados con el placer que podemos experimentar durante nuestros encuentros y posiblemente nos estén limitando bastante. No hay una única manera correcta de comportarse en la cama y mucho menos si esta perpetúa los odiosos roles de género.


Podríamos hablar del falocentrismo como un factor limitante y ha llegado el momento de apartarlo un poco de nuestro imaginario sexual para poder ver más allá. Además, estaría bien empezar a disfrutar de nuestra sexualidad sin ser esclavos de cómo deben ser nuestros genitales y cómo debe funcionar el sexo, porque sencillamente la sexualidad y el disfrute escapan del deber y hasta que no entendamos esto creo que no podremos empezar nuestra revolución.

 

 

Y para esas personas que siguen preocupadas por la longitud del pene en el encuentro con otre, he decir que reducir el placer de la otra parte a los centímetros del pene me parece demasiado penegocéntrico (si se me permite el término). Así que sencillamente quítatelo de la cabeza.

 

Para terminar, recordad que :

 

“El placer no se mide por la longitud de tu pene, así que relájate y disfruta”.

 

Pilar Sánchez

Sexóloga y Pedagoga