Si hay algo que a muchxs de nosotrxs nos tiende a subir la temperatura es la sensualidad innata que conlleva la presencia de la “Negra Caliente” en donde sea que esta se encuentre: Cuando hace su aparición en los videos de rap que salen en la tele, cuando la ves moviendo el culo en la fiesta, la terraza o el stripclub o hasta cuando te topas con ella caminando por la calle, en plena luz del día. Al parecer el movimiento de su cintura que va de lado a lado tiene un magnetismo que simplemente nos invita a desearla con la mirada, el roce o las palabras a pesar de que ella no te lo exprese con las suyas.
Sin embargo, es por la ausencia de nuestra capacidad para ser algo más que un cuerpo-recipiente para el deseo desenfrenado en estos encuentros que las razones por las cuales esta fantasía nos sube la temperatura a algunxs tienden a ser muy distintas a las de otrxs. Entre los efectos que tienen dinámicas socio-culturales como la hipersexualización y la exotificación de las cuales hemos hablado en varias ocasiones previas (como convertir a las mujeres negras en un fetiche, por ejemplo) sobre la percepción que hemos desarrollado de nosotras mismas se encuentra el internalizar este estereotipo, ya sea de manera consciente o no.
Cuando trazamos su rastro en la historia, la negra caliente posee una trayectoria tan extensa que coincide con el descubrimiento de las Américas por el hecho de que el discurso que concibe a las personas negras como hipersexuales precede a la instauración de la esclavitud en el continente:
“Hacia finales del siglo XV aparecen los primeros tratados médicos europeos sobre una enfermedad similar a la que hoy conocemos como sífilis (Fleck 1986: 23). Aún no sabemos si la enfermedad emergió en Europa en ese momento o si simplemente no existían tratados médicos anteriores que dieran cuenta sobre ella (Quetel 1990: 82);” (Eraso, 2015, p. 109)
“En las disertaciones médicas de Astruc encontramos, por un lado, la cientifización de un antiguo relato según el cual el mal venéreo había sido llevado a Europa por Colón en su segundo viaje, relato en el que la lujuria y malas costumbres de los nativos americanos eran la causa para haber recibido tal castigo divino;” (Eraso, 2015, p. 113)
“Pero aún hay más: su relato sitúa a las mujeres indígenas y africanas, narradas en el siglo XVI como portadoras de una lujuria solo comparable a la de los animales o a la de las prostitutas, como portadoras del germen de destrucción de la vida.” (Eraso, 2015, p. 114)
Debido al etnocentrismo racial que distinguió al siglo XVII, los colonizadores europeos consideraron la poligamia que se practicaba en diversas partes de África, las danzas tribales y la naturalidad con la que lxs nativxs exhibían ciertas partes de sus cuerpos al estar parcial o totalmente desnudxs como evidencia de la lujuria descontrolada que poseeían lxs africanxs. Es así como la invención de este mito se convierte en un aspecto clave para la justificación ideológica detrás del tráfico de personas esclavizadas en Europa.
La exhibición del cuerpo de Saartjie Baartman, conocida formalmente como la Venus Hottentot, es la instancia de explotación sexual que sirve como el prototipo por excelencia del fenómeno de la negra caliente. Es así como el impacto que ha tenido esta narrativa se ha convertido en uno internacional. A la negra caliente también se le conoce por el mismo nombre en Argentina, como la “Gran Seductora” en Puerto Rico, la “Mulata” en Brasil, las “common prostitutes” (o “prostitutas comunes”) en Trinidad, la “Jezebel” en los Estados Unidos, la “Venus” en la embarcación de personas esclavizadas...
En el caso de la Jezebel en los Estados Unidos, la socióloga K. Sue Jewell (1993) conceptualizó esta versión del mito como una mulata con “labios delgados, pelo largo y lacio, una nariz perfilada, una figura esbelta y una tez de piel clara” (p. 46). Sin embargo, a pesar de que a las negras que tienen una ascendencia mixta se les considera como sensuales y cautivadoras porque a veces son vistas como aún más exóticas que otras mujeres negras las cuales no la tienen sería un error asumir que mayormente o tan sólo son este tipo de mujeres las que han sido objetificadas sexualmente en la cultura estadounidense.
La especulación que hace Jewell está basada en un dato histórico verídico ya que muchas de las personas negras que fueron vendidas para ser prostituidas durante los tiempos de la esclavitud fueron mulatxs. Además, en el Sur de los Estados Unidos de vez en cuando las mujeres negras de tez clara que nacían libres se convertían en las concubinas de personas blancas que eran ricas. Se rumora que existía un sistema llamado “placage” (o lo que se conoce como enchapado en español) que consistía de un acuerdo formalizado en donde unx pretendiente o cliente blancx se comprometía a apoyar a la mujer y sus hijxs económicamente a cambio de sus servicios sexuales. A menudo, los hombres blancos que accedían a hacer este pacto conocían a las mujeres que les interesaban en "Quadroon Balls", un mercado sexual designado para personas de la alta sociedad.
Cuando hablamos de la Mulata de Brazil, el peso que tienen las representaciones culturales de las mujeres que son consideradas mulatas en la actualidad como capaces de ejercer su poder mediante la seducción se hace evidente por la existencia de esta categoría como una profesión. Las mujeres negras y mestizas entre las edades de 20 y 25 años tienden a ser reclutadas por clubes en Río de Janeiro y por espectáculos como “Ôba, Ôba”, un show de Osvaldo Sargentelli, que es reconocido a nivel mundial, para trabajar como mulatas profesionales (Caldwell, 2007, pags. 59-60). En cuanto a la Negra Caliente de Argentina:
“La edición de la Revista Playboy Argentina del mes de agosto del presente año fue mercadeada como un número histórico ya que por primera vez en la historia de la revista argentina, una mujer negra aparece en su portada. María Nela Sinisterra, una modelo y ex reina de belleza colombiana, quien también forma parte de las llamadas “secretarias de Sofovich” en el programa de televisión “La noche del domingo” fue la mujer elegida. Antes de discutir en detalle este número de la revista, deseo dejar claro que mi intención no es emitir ningún juicio sobre María Nela ni mucho menos presentarla como víctima porque no creo que lo sea. Mi interés es discutir la configuración de la representación de su cuerpo en la revista para criticar esa lectura, representación y estereotipo de la mujer negra.
Comencemos por la foto. Un textil negro sirve de fondo, ella aparece de espaldas y mira a la cámara. Sólo vemos la mitad de su rostro y sus brazos cubren sus senos. La mirada que inspira su rostro junto a la manera en que se presenta su cuerpo podría leerse como un cuerpo que se esconde pero le ves. Y qué ves. La iluminación juega un papel muy importante en este punto. La luz delimita su espalda y justo encima de sus nalgas recrudece una sombra fragmentando su cuerpo y de esta forma enmarcando como punto más importante de la foto a su trasero. Es éste el que se advierte como la parte más accesible de su cuerpo. Así, puede aludirse a la lectura que hace bell hooks en “Selling hot pussy: representations of black female sexuality in the cultural marketplace” sobre la fragmentación de los cuerpos de las mujeres negras en los que se exaltan cabello, labios, senos y sobre todo, culo. Se fragmenta el cuerpo en partes a las que se lleva la atención siendo este último el que más connotación sexual adquiere.
[...] la tipografía más grande es reservada para referirse a María Nela Sinisterra como “Infierno Negro, la secretaria más hot de la tele”. Y agrega adentro, “la negra más hot de la tele dejó el bowling, los cupones y las manzanas por un rato para levantar la temperatura de estas páginas hasta lo inimaginable. No te pierdas ni un centímetro de la colombiana que nos hace perder la razón.” Ni una sola palabra de la chica media y las fotos nuevamente exaltan su trasero o sobran las insinuaciones sexuales por medio de fotos en los que sus dedos están en su boca y su gestualidad es provocativa.” (Rodríguez, 2010, p. 3)
Como resultado de este proceso de internalización se dan un sinnúmero de precariedades afectivas y emocionales a través de las cuales solamente nos podemos plantear desde la imposibilidad de ser consideradxs lo suficientemente valiosxs para recibir amor. Además, también afecta nuestra habilidad para confiar en la capacidad que otras personas tienen de valorarnos por lo que somos y no por lo que ese imaginario establece. De la misma manera, esto afecta nuestra capacidad para valorarnos a nosotrxs mismxs.
Referencias:
Caldwell, K. L. (2007). Ambiguous Representations of Mulata Subjectivity. En Negras in Brazil: Re-envisioning Black Women, Citizenship and the Politics of Identity (pp. 57-61). Piscataway, NJ: Rutgers University Press.
Eraso J., Mónica (2015). “Mujeres peligrosas: Menstruación y limpieza de sangre” en Intervenciones en estudios culturales. Pontificia Universidad Javeriana, 2015, 107-141.
Hartman, S. (2008). Venus in Two Acts. Small Axe, 12(2), 1-14. http://muse.jhu.edu/journals/smx/summary/v012/12.2.hartman.html
King, S, R (2018). “Using Critical BioMythography to Find 19th Century Afro-Trinidadian Women In and Beyond the Archive”
Rodríguez Velázquez, K Y. (2010). “Entre la negación y la explotación: políticas de sexualidad sobre los cuerpos de las mujeres negras”. Texto presentado en la Jornada Interna sobre Feminismo, (Pos)colonialidad y Hegemonía: descolonizando el feminismo occidental desde y en América Latina el 29 de octubre de 2010, en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, Buenos Aires, Argentina.
Santos Febres, M (2005). “El color de la seducción” en Sobre piel y papel. San Juan: Ediciones Callejón, 2005, 118-122.
The Jezebel STEREOTYPE. The Jezebel Stereotype - Anti-black Imagery - Jim Crow Museum - Ferris State University. (n.d.). https://www.ferris.edu/jimcrow/jezebel/.
Escuela de Educación Sexual Explícita