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El hombre multiorgásmico

Por Laura Valladares Roldán

En su libro
El hombre multiorgásmico (1996), Mantak Chia y Douglas Abrams arrojan
otra mirada a la sexualidad, alejándose del coitocentrismo, el orgasmocentrismo
y la desconexión de los cuerpos
. En este libro aportan herramientas para
separar el orgasmo de la eyaculación de sus cuerpos, los hombres que tienen
orgasmos múltiples manifiestan sentir un placer constante a lo largo del día, y
mantienen que el sexo comienza mucho antes del contacto físico, aportando gran
importancia a la intimidad y al establecimiento de conexiones mentales y
emocionales con las personas con las que se mantienen relaciones.

 

Existen
diversas técnicas para controlar la eyaculación como apretar el pene tanto en
la base como en la parte inferior del glande, contraer el músculo que rodea la
próstata con lo que consiguen retener la eyaculación, el control de la
respiración lenta que ayuda a retrasar la eyaculación, saber parar y detener la
estimulación diez o veinte segundos antes de continuar. También, tirar del
escroto, al abrazar los testículos y alejarlos del cuerpo se consigue retrasar
la eyaculación, y, por último, una técnica taoísta que consiste en presionar el
punto del “Millón de dólares” a la vez que se contrae el musculo que rodea la
prostata, esto desvía la atención a la vez que interrumpe el reflejo
eyaculatorio. El punto del “Millón de dólares” está situado delante del ano, al
presionarlo se puede percibir una pequeña hendidura.

 

Todas las
personas tienen la capacidad de tener orgasmos múltiples, pero esta capacidad
no se reduce a la ejecución de meras herramientas o trucos físicos, sino que
requiere la comunión de distintos aspectos y la creación de un estado mental de
conexión y una conciencia de la propia energía sexual como recalcan Mantak Chia
y Douglas Abrams. Aunque algunas herramientas vayan enfocadas a frenar la
eyaculación, no se está frenando el placer, sino amplificándolo
. Es mediante la
diferenciación de la eyaculación y el orgasmo donde se encuentra la posibilidad
de tener más orgasmos. Para ello las pautas para “abandonarse” llevan a la
focalización de los sentidos, en un espacio sin guiones sociales ni miedos, ni
normas sociales, desprovistos de la presión de eyacular o no eyacular.
Encontrando una conexión con el propio sentir y el ahora que les permita llegar
progresivamente a este estado de “abandono”.

 

Aprender a
tener orgasmos múltiples requiere de un proceso de exploración y esta
experiencia no es solo un hecho o suceso que tiene lugar sin más, sino que
tiene un ciclo.
Este ciclo abarca desde el estado de reposo, donde se encuentra
equilibrio -no se ha experimentado ser multiorgásmico-, antes de sentir una
inquietud y darse cuenta de estas sensaciones, hasta la energetización, donde
la persona se impulsa y moviliza energía para llevar a cabo la acción, en este
proceso se da un intercambio y transformación de la experiencia, que ha podido ser
o no satisfactoria o haber llevado a una retirada de la misma, tras lo cual se
vuelve a un estado de reposo -donde ya se sabe ser multiorgásmico o se ha
preferirlo no practicarlo-.

 

En este
proceso pueden darse algunos bloqueos que impiden a la persona desarrollarse y
explorar, tanto de introyección como de proyección, desde algo que la persona
percibe del entorno y asume -valores, normas sociales…- hasta ideas que emanan
del interior y exterioriza sobre el resto. Para trabajar estos bloqueos se pueden
trabajar distintos aspectos como la corporabilidad, la asertividad -decir sí y
no-, el autoconocimiento y la autoaceptación -llevando a cabo un diario de
sensaciones y necesidades, definiendo y conociendo los propios límites…-.
Algunas normas sociales que rigen desde el tabú y la moral sexual restrictiva y
limitante establecen cómo debe de ser el acto sexual y el papel del orgasmo
,
donde como en un guion se siguen ciertas pautas en busca del aparente objetivo
del sexo: el orgasmo.

 

En El
hombre multiorgásmico
, se deja muy claro que el objetivo del sexo no solo
no es el orgasmo, sino que no lo es la eyaculación
, esta última ha sido
valorada como la demostración o el fin último del sexo. Mientras que desde la
perspectiva de Mantak Chia y Douglas Abrams se abre a la diversidad del placer,
a las distintas formas del orgasmo, liberadas también de su parte física, y
amplificando al final el placer y la satisfacción de las experiencias y
contribuyendo al bienestar de las personas implicadas.























 

Laura Valladares Roldán

Escuela de Educación Sexual