Ciclo de violencia en las relaciones de pareja
El ciclo de violencia en la pareja es un proceso repetitivo de abuso en el que intervienen la violencia y el control del comportamiento del otro miembro de la relación. En este ciclo, el agresor puede emplear la violencia física, sexual, psicológica, verbal o emocional para controlar al otro miembro de la pareja. Estos abusos tienen lugar de forma cíclica, generalmente con periodos de calma entre los episodios de violencia. Estos periodos de calma suelen ser muy cortos y pueden incluir una reconciliación momentánea, promesas de cambio y una falsa sensación de seguridad y estabilidad.
El ciclo de la violencia en la pareja se refiere a la forma en que la violencia doméstica se desarrolla en una relación. El ciclo comienza con la acumulación de tensión, seguido de un episodio de violencia, luego un período de calma o luna de miel, para luego volver a la tensión. Esta secuencia se repite cada vez más a medida que la relación se intensifica. La violencia puede incluir abuso físico, emocional o verbal.
Primera fase: compuesta por violencia psicológica, verbal y económica.
Incertidumbre: Representada en aquellos pensamientos repetitivos y constantes de la víctima en torno al temor del rompimiento de su relación afectiva, dado que su agresor ha amenazado de forma directa e indirecta. Las amenazas y temor se dan en relación con la fluctuación del agresor, por lo tanto, la víctima no sabe qué puede suceder y teme perder la relación afectiva que ha mantenido hasta ahora.
Detonante: Son aquellos actos, palabras y conductas, que siguen a la incertidumbre. Son argumentados por la pareja como la razón que provoca la violencia.
Actos de Tensión: Son aquellos que preceden la violencia física y anticipan la siguiente fase. También son parte del castigo, ya que pueden ocasionar dolor a nivel emocional.
Segunda Fase. Violencia Física y/o Sexual.
Violencia es el comportamiento directo que imparte el agresor sobre su víctima. Dichos actos fundados en los detonantes y situaciones propuestas por él mismo durante la primera fase pueden ser desde un empujón, cachetada, puño, patada, entre otros, castigo del cual es merecedora la víctima, por la situación supuestamente provocada.
Defensa: Autoprotección. La víctima no se asume siempre en el papel de sumisión frente a su agresor; por el contrario, responde mediante alguna de las modalidades de violencia, mientras es castigada.
Tercera Fase. Reconciliación: promesas por parte del agresor y esperanza de cambios por parte de la víctima.
Reconciliación: Promete que no se repetirá. Lo que cabe resaltar de esta categoría es que a pesar de que el agresor promete hacer cambios en su conducta no lo logra; esto es debido a que no hay una causa real del maltrato, por ello el acto violento se repite con el mismo o un nuevo detonante.
Justificación: Se da luego de que la víctima accede a la reconciliación, dando paso a replicar la posición de su agresor, pues cree que en realidad debe cambiar su comportamiento, porque no ha actuado de la forma correcta como le ha hecho creer su agresor, y asume que aprendió una lección. Esto puede incluir promesas de cambiar su comportamiento o de ofrecer regalos o atención para compensar el daño causado.
Aceptación. Aquí la víctima ve lo ocurrido como algo cotidiano y acepta la violencia, puesto que la percibe como una estrategia de resolución de conflictos, haciéndola parte de las características de su familia y las dinámicas que esta maneja. Cuervo, M. M., & Martínez, J. F. (2013).
Dependencia: La violencia de género en la dependencia puede tener un gran impacto en la vida de la víctima, ya sea que estén en una relación de pareja, en una situación laboral o en cualquier otra situación donde se encuentren en una relación de dependencia con otra persona. No permite el rompimiento del ciclo.
También se describe una categoría excepcional, en relación con la posibilidad de romper con el ciclo:
Rompimiento del ciclo. Se presenta luego de que la víctima cambia los imaginarios sobre la posibilidad de que el agresor y la relación cambien, es decir, en cuanto la víctima se hace consciente de que la relación puede permanecer así durante toda su vida y que las promesas de cambio de su agresor seguirán siendo promesas. Como consecuencia se romperá el ciclo, al generarse un cambio en la víctima. Puede darse con el rompimiento de la relación, aunque esto no asegure el rompimiento del ciclo en todos los casos, puesto que en ocasiones hay factores externos que puede ser justificación para el mantenimiento de la relación de pareja.
Es importante hablar sobre este tema porque desafortunadamente afecta a muchas personas y comunidades en todo el mundo. Ofrece la oportunidad de comprender mejor el impacto de la violencia, así como la necesidad de abordar el problema a nivel individual, comunitario y mundial. El hablar sobre la violencia ayuda a promover la conciencia y sensibilización sobre el tema, lo que puede ayudar a encontrar soluciones y prevenir que la violencia siga ocurriendo. Además, puede contribuir a eliminar la vergüenza y el estigma, proporcionando un entorno seguro para aquellos afectados por la violencia para pedir ayuda. Así que recuerda, NO ESTÁS SOLX, ESTAMOS CONTIGO.
El primer paso para romper el ciclo de la violencia es buscar ayuda, en caso de sufrir violencia de género, existen diferentes recursos y ayudas a tu disposición para ponerte a salvo y pedir asesoramiento. Estas son algunas de las opciones disponibles:
#016 Atención a todas las formas de violencia contra las mujeres.
En caso de violencia doméstica, usted puede recibir apoyo de la Línea Nacional sobre Violencia Doméstica llamando al 1-800-799-7233 (para español oprima 2) o al 1-800-787-3224 (TTY, para personas con discapacidad auditiva).
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